miércoles, 23 de febrero de 2011

Cosas que no entiendo (1)

Comienzo aquí una serie de artículos con grandes dudas que me asaltan sobre este sistema social en el que vivimos, y para las cuales aún no me han dado una respuesta satisfactoria.

En cualquier empresa de un cierto tamaño hay una situación que siempre se acaba produciendo. Los empleados de menor rango acaban siendo considerados como prescindibles por aquellos que están más altos en la pirámide.

Nunca he entendido ni entenderé esta situación. Para que una empresa funcione es imprescindible contar con gente con experiencia, profesionalidad, contactos, etc. en todos los niveles, incluidos los más bajos. No se puede ser eficiente si cada dos por tres tienes que enseñar todo a gente nueva, o si las personas están desmotivadas. Además, tratar bien a los empleados genera lealtad hacia la empresa, y eso es algo que no se puede comprar con dinero.

¿Cómo se trata bien a un empleado? Por supuesto pagando un salario digno, pero hay muchas otras opciones gratuitas:
- Escuchar a los empleados de base, y tener en cuenta su opinión.
- No ser un quisquilloso cuando algún empleado enferma o tiene que cuidar de algún familiar y necesita algún dia (u horas) libres.
- Nadie puede estar concentrado 8 horas al 100%, si la gente necesita alguna distracción de vez en cuando (leer el periódico, hablar con los compañeros, etc), qué más dará si al final del dia está todo bien hecho.
- Los empleados también son personas. Porque tú, empresario de éxito, hayas escalado más en el escalafón, no significa que seas mejor. Respeto.
- Tratar a los empleados como compañeros en vez de subordinados hace milagros.
- Respeto, respeto, respeto.

Y sin embargo todo esto escasea, a pesar de que a largo plazo siempre es malo para las empresas. Todo vale con tal de que al final del año se haya ganado más dinero. Aunque eso implique despedir a quien lleva contigo ya muchos años, trabajando duro para que el empresario de turno gane mucho dinero, del que sólo una parte se beneficia el empleado.

La palabra es cortoplacismo. Y suele ser una mala receta para todo. O competición, que está bien para las carreras. Va siendo hora de sustituir estas palabras por planificación y colaboración.

P.D. He tenido un negocio a pie de calle, con dos empleados, se de lo que hablo.

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